Oscuridad en mi mirada

No estoy muerto, ni siquiera herido
en medio de vagos recuerdos me has perdido
y yo, en silogismos vacíos no me encuentro
con el alma que se supone eres
Y luego, desaparece aquel aureo sentir
que enveleza mi alma con viles intenciones
donde la noche me secuestra
para perpetuar el crimen más ajeno
pero no, su escape ha sido producto del mal
internado en uno de mis pulmones
haciéndome respirar entre alientos y
silencios penetrantes
arriba el asfalto frío, abajo las estrellas moribundas
con su falso fulgor
incrementando mi estela con manos de sangre
y cuchillos aún descubiertos.
No estoy muerto, ni siquiera herido
pero viajo bajo este velo que funge
de borrador, quisquilloso, mareante
y no entiende de razones
cuando le pido que no borre mi existencia.
Entonces es cuando las miradas crecen en importancia
pues el mundo ha de quitarse la máscara de mudo.