Hoy

El infinito se reduce a partículas
mientras la vida se expande con guantes y servicios
no creemos en la verdad sino en la realidad, cosa fea
amorfa y dispareja.

Mientras que algún equis de algún equis pueblo se cree todo
el mundo se comprime y
se queda sin espacios, ni macetas, ni flores mal partidas.

Da igual, mientras corra la plata y el papel
mientras el sol funciones como foco de eléctrica comercial
y la luna alumbre con sus tonos neones, que para eso nos copia.

Da igual, que el aire se venda por litro aunque no sea su medida
y las ideas no se vendan sino se alquilen,
y las reacciones sean conforme a una guía de instrucciones
maquiavélicamente superpuesta en el puesto de revistas.

Le decía a mi ceguera mal vista
lo intrépido de este progreso
y lo estúpido que yo era cuando dudaba de eso.

Tocan en cadena, perpretua y sin muerte
voces arácnidas con estandartes piratas
gritos enmudecidos por el volumén magnético
de cámaras y bocinas perfectas máquinas.

Y así se nos va la vida, vida que es muerte
lavadoras, refris y comedores, muerte en su último sentido.